¿Por qué si todo está bien , de repente ya no?

De repente las miradas se chocan y tensan el ambiente como si nada existiera al rededor y el mundo se sucediera segundo a segundo colisionado dentro de nuestras pupilas. Siento ese punzante dolor de saberte distante y fría, seria y rígida. Creo que no, me dije , creo que nunca, pensé, creo que no, que nunca será lo que fué . Voltee y seguí , voltee y seguí, voltee y seguí, seguí ?

De súbito vi tu silueta y quise mezclarme con ella.
Quise que el descanso en ella fuera eterno, pero enseguida todo desvaneció.
Todo oscureció, todo cesó.
Todo, menos lo que yo recuerdo de vos.

No había distancias y no había tiempo.
Nuestro jardín había quedado devastado, pero a mi parecer inspiraba una oleada nueva, una etapa de florecimiento, un caos para una revolución.
Mis fronteras se expandieron, la mochila se alivianó, mi camino tan claro, mi paso breve y preciso. Mis objetivos cerca, mis enemigos aún más y mi porvenir me inspiraba libertad.

Gruño y pataleo
te grito y te abucheo.
No quiero soportarte ,
tampoco liquidarte.

Sos como una amalgama de sabores agrios y dulces y colores opacos y claros. A veces siento que me cuesta tanto descifrarte, y otras te palpito tan simple. Me gustaría comprender como moldearte, como darte forma, a mi gusto y a tu gusto también , pero creo que no tengo la técnica que se precisa.

Acá estás de vuelta. Hola, ¿cómo has estado?
te extrañé, pensé.

Entraste velozmente y casi como un estallido implotaste en mi tímpano callado y calmo que no esperaba tu aleteo profundo, preciso.

Cada vez que chocabas, yo lo sentía, porque tus alas hacían una breve pausa, un intervalo en aquella milésima de segundo donde todo y nada sucedían simultaneamente. En ese microsegundo de no aletear yo oía el más grande suspiro , el sonído sucumbía en mí , el silencio.